De tanto en tanto surge alguna polémica sobre retoque si, retoque no, sobre todo en el mundo de la moda y el famoseo, que es donde nos encontramos los casos más llamativos, por su repercusión social, ya sean simples “liftings”, ya sea que dejan a las modelos o los famosos, que aparecen en las revistas, con sus formas “deformadas” o con la piel totalmente planchada. A todos, seguro que nos viene algún ejemplo a la cabeza de algún personaje popular que ha criticado que si en tal reportaje le han retocado o no lo han hecho. Y todo gracias al photoshop, una de las herramientas más generalizadas para la edición, el retoque, y creación fotográfica.
Dentro del retoque, me atrevería a distinguir tres niveles bien diferenciados (siempre en mi modesta opinión, y que ningún fotógrafo se me enfade…), que son, edición, retoque y manipulación o chapuza (dependiendo de la mano del “artista”).
En la edición, ajustamos los valores de la fotografía que hemos hecho con nuestra cámara, especialmente si el formato que utilizamos para guardar las tomas es raw, donde la cámara capta tal cual “ve” lo que tiene delante sin ninguna compresión ni interpretación (que sí tenemos con los jpg), eso sí el archivo pesa bastante más. Y cuando abrimos el raw en nuestro ordenador lo terminamos de ajustar (exposición, balance de blancos, temperatura de color, saturación…).
Con el retoque damos un paso más, y podemos enfocar ciertos elementos, desenfocar otros para fijar la atención en el elemento que queremos destacar. También podemos cambiar algún color, o dejar color en un elemento de la fotografía y el resto dejarlo en escala de grises, como se puso de moda hace un tiempo, y todo el mundo utilizaba esta técnica en publicidad. Aquí en el retoque, siempre en mi opinión, hacemos pequeñas modificaciones en cuanto a color o interpretación de la imagen pero que no lleva el quitar, añadir, deformar elementos de la imagen original.
Y por último, en esta clasificación que hago, tenemos la manipulación, que en publicidad utilizamos más o menos habitualmente, ya sea cuando hacemos una composición de diferentes elementos para montar un bodegón, o insertamos un avión volando en un cielo perfecto, o añadimos lluvia o nieve en un paisaje invernal tras los cristales de una ventana que también creamos para la ocasión… o ponemos un tigre al lado del personaje de turno, o un dinosaurio tomando el sol en una playa tropical con un coctel entre las garras… cualquier cosa es posible. Aquí también quitamos alguna arruga, cambiamos sombras, color del pelo o de los ojos del personaje fotografiado, quitamos o añadimos pecas… vamos que podemos hacer unos toques mágicos de cirugía estética y estilismo sin pasar por el quirófano o la esteticista.
Pero hay casos en los que, cuando vemos una imagen, nuestro cerebro nos dice “aquí hay algo que no cuadra”, y cuando la vemos más detenidamente nos damos cuenta de lo que pasa. Aquí es donde nos encontramos con auténticas barbaridades, modelos que tienen cuerpos imposibles, piernas que desaparecen, manos que tienen más o menos dedos de los que corresponden habitualmente, problemas de gigantismo, perspectivas o proporciones imposibles, elementos clonados varias veces… en fin todo lo que nos podamos imaginar y seguramente más.
En internet encontramos muchos ejemplos y recopilaciones de estas imágenes, pongo algunos ejemplos extraídos de Photoshop Disasters (http://www.photoshopdisasters.com/), que tienen una colección bastante amplia de estos desastres “photoshoperos” y que siempre son, como mínimo, curiosos de ver.
Seguro que con un poco de cuidado a la hora de manipular las imágenes conseguiremos efectos más reales sin tener que crear barbaridades visuales. ¡Que el photoshop nos acompañe!
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