Para aquellos que lo desconozcáis, hater u odiador es el término que se utiliza para aquellos usuarios de internet que tienen como objetivo atacar la reputación de otros, ya sea insultando, despreciando o difamando, desde un punto de vista no constructivo y con un tono poco respetuoso.
Las redes sociales están llenas de haters. Plataformas como Twitter ponen al alcance de cualquiera la posibilidad de crear un perfil de forma gratuita, algo muy atractivo para aquellos usuarios que quieran escudarse detrás de un alias para decir lo que piensan sin prácticamente consecuencias. Este alias puede pertenecer a un perfil real de usuario, pero los haters que lo son por naturaleza acostumbran a crearse un perfil bajo el que mantenerse en el anonimato y sentirse libres de opinar y criticar.
Día a día, las redes sociales nos muestran casos de personajes públicos, sobretodo, que con sus publicaciones o acciones se ven atacados virtualmente, con blasfemias e incluso amenazas, siendo desprestigiados ante los ojos de los demás usuarios. Como habitual espectadora en las redes sociales, hay algunos casos que me han llamado especialmente la atención en los últimos meses, veamos algunos ejemplos.
El de Samanta Villar es un caso sonado. Tras dar a luz a sus mellizos publicó un libro sobre su experiencia como madre, en el que hace declaraciones como: “Tener hijos es perder calidad de vida”, “Yo no soy más feliz de lo que era antes” o “Nadie te cuenta lo que es en realidad la maternidad, tomas una decisión engañada”. Tiempo después encendió las redes nuevamente con otra declaración: “A todas las parejas les ha pasado en algún momento que se imaginan que tiran al niño por el balcón porque ya no pueden más”, comentario más o menos acertado para realizar ante los medios, pero algo que evidentemente enfocaba en un sentido irónico, no literal. Es verdad que Samanta Villar puede ser un personaje polémico, pero no son de justícia los ataques que ha recibido a lo largo de su trayectoria profesional y personal:
@actualempresaga – «Los que no tendrán calidad de vida son sus hijos, tener una madre gilipollas no es bueno para los niñoa»
@pakitoboni1 – «Te ha pillado vieja la maternidad. Vas más para abuela que para madre primeriza. Ve eligiendo asilo xa dentro de unos años!»
@Americana GH – «Eres una puta gorda. te dejo de seguir por fea»
@TanArriquitan – «esta tipa (@samantavillar) es vomitiva en cualquiera de sus trabajos y reportajes, como persona no parece ser mucho mejor»
@Die WWWIII – «has probado a irte 21 días a la mierda? Parece que aquel reportaje de 21 días fumando porros te ha dejado muy gilipollas»
@kikebl – «madre mía que vergüenza ajena das … Vete de España muerta de hambre»
@miguel_berja – «Me cago en toda tu puta madre colgada en tu puto balcón zorra puta de mierda»
Otro caso que me impactó por su cobardía y frialdad fue el acoso virtual al que fue sometido Miguel Bosé tras publicar un tweet despidiéndose de su sobrina, Bimba Bosé, que falleció tras luchar contra un cáncer de mama.
@int0xikd1 – «Quiero creer que la muerte de Bimba Bosé es un castigo divino para @BoseOfficial por qué Dios odia a los homosexuales.»
@PerroAlYihad – «¿Buen viaje a donde? En único viaje será a tres metros bajo tierra con su putrefacfo cuerpo»
@xanti_paticox – «Arrepientete de tu homosexualidad, esa bimba dios la castigo por lesbiana, ¡¡¡Arrepientete, ten temor a Dios!!!»
@dxxxxntesc0 – «Le dió cáncer por escuchar tu música de mierda, pinche perro. Tú la mataste!!!»
Un «linchado» habitual en las redes sociales es Gerard Piqué, que recurriendo habitualmente a la ironía y a su característica sinceridad, acaba siendo avasallado con duros insultos y amenazas de forma continua. Peor aún, no le atacan sólo a él como persona y profesional, sino que su mujer y sus hijos son también víctimas de los haters.
@VahosG – “Que te den hijo de Puta”
@daviddelmadrid – “me cagó en tus muertos hijo de puta cuando te mueras me reiré asin”
@Aaron_Noya – “Hijo de puta, yo te habría metido una patada en la cabeza que te la hundía en el suelo”
@Djlloros69 – “Yo te hubiese quemado ahí mismo pedazo de gilipollas”
@VgutrodVictor – “Eres infinitamente gilipollas, tonto, subnormal y desgraciado”
@NachoCarbajol17 – “Hijo de puta puto gitano indepenfizate y vete a tomar por culo gilipollas cornudo”
@RMCFTheBesst1 – “Piqué cabrón, Shakira tiene rabo, tu hijo es de Wakaso, y tu eres maricón”
@EduFarlopero – “Hijoputa ojalá milan muera de cáncer de páncreas”
¿A dónde vamos a ir a parar? Los casos de ataques mediante las redes sociales son numerosos y parece que haya una horda de haters que estén esperando a que pase algo notorio para sacarlo de contexto y atacar la dignidad de los demás. Sin respeto, sin empatía, sin aceptar que todos tenemos nuestra forma de pensar y expresarnos.
Las redes sociales han significado un gran avance en nuestra sociedad: en la comunicación entre personas, en la interacción con personajes públicos o en la creación de nuevos contenidos y la posibilidad de compartirlos. Las redes sociales han dado voz a todo aquel que ha querido hacer pública su ideología, darse a conocer y compartir opiniones.
Pero la existencia de las redes sociales también ha significado abrir una puerta donde se cuela el acoso, los insultos, las amenazas y la crítica no fundamentada. Hoy en día, es más fácil que nunca juzgar y humillar a los demás y atacar a su persona. Éste es el poder de las redes sociales, un gran éxito de comunicación pero un arma de doble filo que también puede hundir a las personas.
La parte positiva cuando se da un caso de acoso a una celebridad, por ejemplo, es que hay otros muchos usuarios que se vuelcan en el famoso y le muestran su apoyo y su máxima comprensión, casi haciendo un héroe a la víctima. Y algunos se convierten en los haters del hater.
Debemos aprender a usar las redes sociales, pero lo más importante y necesario es revisar, endurecer y aplicar el Código Penal para que los comentarios de haters sean moderados y, si es atribuible, sean multados o penados.
Hace poco hemos visto el caso de la tuitera Cassandra Vera, condenada a 1 año de prisión por un delito de deshonra, burla y humillación a víctimas del terrorismo, refiriéndose a unos tuits publicados sobre Luis Carrero Blanco. No estoy de acuerdo con según qué humor negro, sus tuits no me parecen acertados, pero también creo que la duración de su pena es discutible en este caso. A pesar de todo, son los tribunales los que deberán establecer los grados de gravedad de las injurias y calumnias que se vierten en internet.
La libertad de expresión en las redes sociales queda en entredicho en el momento en que el trato hacia los demás usuarios se convierte en vejatorio y destructor. Pero como dice la expresión “Haters gonna hate”, así que mientras salgan impunes solo nos queda convivir con ello.
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