Como todos sabemos, hay ocasiones en que la publicidad se complica la vida innecesariamente. Se intenta buscar la imagen perfecta, los textos más idóneos y, para ello, se utilizan demasiados recursos gráficos o se crean recargados eslóganes y textos, generando mensajes incomprensibles o difíciles de entender para el producto o servicio que se quiere comercializar o promocionar.
Ya sea por directrices concretas o por un exceso de celo creativo, estas situaciones se dan, por eso cuando ves (y nunca te cansas) la contundencia y efectividad de la sencillez, siempre te asombras como la primera vez y esbozando una sonrisa dices aquello de: ¡que buena idea!
Cerca de Olot, conocida población catalana, ubicada en la provincia de Girona y capital de la comarca de La Garrotxa, encontré esta valla publicitaria y, sinceramente, me sorprendió. Algo que no es fácil, valga la inmodestia, porque después de más de 35 años dedicados a la comunicación siempre crees que lo has visto todo.
Casi como sintiendo un puñetazo en el cerebro, la valla me detuvo el paso y me dejó clavado contemplando la simplicidad del mensaje y de la imagen, pero descubriendo a su vez la fuerza de ambos para transmitir el concepto de manera clara y directa, sin tapujos.
No sé, ni posiblemente sabré, si el eslogan fue creado como homenaje a la novela negra o al cine del mismo color, o si por el contrario se buscaba un mensaje más violento, metafórico, en el que comparar la empresa a un asesino a sueldo que se contrata para acabar de manera segura y eficaz con aquello que no se desea, en este caso roedores o insectos de la más diversa índole.
No entraré en comentar si me parece una campaña altamente creativa o si, por el contrario, su tan directa y violenta alusión puede crear controversia. Me ceñiré a decir que siempre es fantástico encontrar ideas que nos demuestran que muchas veces lo más sencillo es lo más efectivo. Y en este caso, guste o no, es ineludible que cumple su cometido con creces.
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